martes, 22 de diciembre de 2015

CONSTANTINOPLA, LA CIUDAD ANTES DE JUSTINIANO. DE LA POLIS, LLAMADA BIZANCIO, A LA CAPITAL DEL IMPERIO ROMANO DE ORIENTE.

Aquellos que sigáis este blog, sabréis que la arquitectura romana bajo imperial es un tema que me apasiona y que he tocado con asiduidad. Ahí están los artículos, que podéis recordad si pincháis en los enlaces, sobre el palacio de Diocleciano en Split, las termas de Diocleciano en Roma, la Basílica de Majencio en Roma o los mausoleos de Santa Constanza en Roma y Gala Placidia en Rávena. En este artículo voy a hablar de una gran desconocida de esta etapa histórica para la Europa Occidental, la ciudad de Constantinopla. La nueva Roma que, entre los años 324 y 330, comenzó a erigir Constantino I el Grande y que será la capital del Imperio Romano de Oriente y del imperio bizantino posteriormente. Una ciudad a la que se dotó de todos los espacios y edificios que tenía la urbs de Roma para realizar el progresivo traslado de los centros de gravedad políticos y culturales desde la vieja capital, la Roma Aeterna, a Oriente.

Reconstrucción de la ciudad de Constantinopla, la nueva Roma. Visión aérea donde se puede apreciar tanto la ubicación topográfica de la ciudad, junto con las defensas que la hicieron casi inexpugnable, y las principales estructuras viarias y espacios arquitectónicos. Dibujos (recortado el primero) de la magnífica ilustradora española Rocío Espín Piñar. Dos vistas de Constantinopla: de oeste a este y de sur a norte.





El origen: Bizancio. Ubicación topográfica y situación estratégica.

Bizancio (Byzantium) era como se llamaba la antigua colonia que fundaron, en el año 667 a. C., colonos griegos de Megara en la orilla europea del Bósforo. El emplazamiento era inmejorable: sobre una península de forma curvada y fácil de defender, que creaba un golfo profundo y resguardado donde cobijar varios puertos llamado el "Cuerno de Oro".

La ciudad vista desde el aire. En primer plano el antiguo emplazamiento de Bizancio, que luego sería la zona palaciega de Constantinopla (aquí ya en la foto). Al fondo el golfo resguardado conocido como el "cuerno de Oro"


El promontorio se levantaba en una situación estratégica ideal, custodiando el mar de Mármara, que era el paso necesario para alcanzar el Mediterráneo, y el estrecho canal del Bósforo que conducía hacia el mar Negro. A la vez, era el punto más cercano entre el continente europeo (Tracia) y el continente asiático (Bitinia). Por todo ello era un lugar estratégico fundamental para los comunicaciones y el transporte/comercio de la parte oriental del imperio y, por tanto, para su control.


El Estado romano, desde que se extendió por Asia Menor, había comprendido la necesidad militar de controlar este paso, utilizado por Mitriades para invadir las provincias de Grecia y Macedonia (siglo I a. C.) y puente para trasladar tropas romanas por medios terrestres hasta las provincias asiáticas. Su importancia económica también era clave puesto que garantizaba la protección de las cosechas cerealísticas provenientes de las llanuras al norte del Euxino (mar Negro), tan importantes en tiempos de hambruna en Oriente como en la misma Roma.

Localización de la ciudad de Bizancio, luego Constantinopla, al extremo del canal del Bósforo, el paso angosto del Mar Mármara (Mediterráneo) al mar Negro y el punto donde más se acercan Asia y Europa. Al fondo del golfo de Astacena, la ciudad de Nicomedia, capital de la Bitinia.


El peso de la historia entre los romanos había mantenido arraigada la capital a la antigua Urbs, pese a que cada vez se mostraba por su ubicación más ineficiente. Se hacía evidente que, con la extensión que el Estado Romano tenía durante el Alto Imperio, Roma se encontraba lejana de las fronteras más peligrosas y fuera de los circuitos económicos más florecientes. Y mucho más a partir del siglo III, cuando los emperadores se vieron obligados a abandonar a menudo la ciudad durante períodos de larga duración, a causa de la frecuencia de las campañas militares y de los viajes de inspección por las provincias. Fue Dicoleciano quien a finales del siglo III por primera vez dividió el Imperio y estableció una segunda capitalidad para el Estado. La elegida, en ese momento, no fue Bizancio sino una ciudad cercana, Nicomedia, en el lado oriental del Bósforo, a la que embelleció con ricas construcciones.

Reconstrucción de la Bizancio del siglo III d. C. En primer plano la acrópolis sobre la colina más oriental de la península. La ciudad estaba amurallada y fuera de ella se siguió construyendo edificios de espectáculos como el hipódromo. Tenía el aspecto de una urbe media que sólo ocupaba una parte del promontorio que se adelantaba en el mar de Mármara, la que actualmente ocupa el palacio de Topkapi.


Estos son los edificios más representativos de la ciudad de Bizancio del siglo III:  1)Templo de Afrodita  2)Templo de Apolo  3)Templo de Artemisa  4)Templo de Poseidón  5)Templo Atenea Ekbasia (protectora de los desembarcos) 6)Templo de Temenos junto a los puertos de Bosphorion y Neorion 7)Estadio  8)Teatro  9)Templo de Demeter  10)Templo de Kore 11)Templo de Apolo  12)Templo de Helios  13)Templo de Selene  14)Templo de Plutón  15)Templo de Hera  16) Agora  17)Agora   18)Tetrastoon (espacio rectangular a modo de foro).


Tal vez, la razón para que Diocleciano prefiriera Nicomedia sobre Bizancio se debió a que los emperadores Septimio Severo, en el año 197 primero, y Gordiano, en el año 262 después, habían destruido la ciudad y aún se estaba recuperando de los terribles estragos. La Bizancio que comenzaba el siglo IV, era una ciudad castigada y metida en las guerras civiles que sacudieron Roma en esta época. De hecho, el año 324 fue el refugio de Licinio, el co-emperador romano al que venció Constantino I el Grande, convirtiéndose en el hombre más poderoso del Imperio Romano. En ese contexto, el nuevo emperador decidió convertir esta ciudad, recién conquistada, en la nueva capital del Imperio, comenzando los trabajos para agrandarla, protegerla y embellecerla. Emulaba de esta forma lo que hizo Alejandro Magno más de seiscientos años atrás con Alejandría, la ciudad principal de Oriente y segunda en tamaño del Imperio en ese momento. Pero también seguía la tradición de los emperadores romanos, que usaban con fines propagandísticos la fundación o refundación de ciudades por el simple hecho de darles su nombre, como hizo Adriano con la cercana Adrianópolis.

La zona en marrón y rosa nos presenta, en la punta de la península, la ciudad del siglo III, anterior a Constantino. En naranja la Constantinopla del siglo IV mandada construir por Constantino y en amarillo la ampliación del siglo V cercada por la muralla de Teodosio II.





Constantinopla, la ciudad fundada por Constantino.

La fundación de Constantinopla era un acto simbólico que pretendía inaugurar una nueva era, la de un Imperio reunificado que recobraría el esplendor de la antigua Roma. Al igual que Augusto tres siglos atrás había reorganizado y embellecido Roma, Constantino se proponía crear una ciudad magnífica y monumental. Es significativo que a su nueva fundación le diera el título de Nea Roma Constantinopolis, es decir, «la Nueva Roma de Constantino», como era habitual en los casos de fundaciones que duplicaban ciudades. En efecto, Constantino se propuso crear en el Bósforo una réplica de la Urbe.

Díptico consular en marfil que representan la personificación femenina de Roma y la Nea Roma, es decir, Constantinopla, finales del siglo V o comienzos del siglo VI. Marfil, cada hoja miden 27,4 x 11,5 cm. Museo de Historia del Arte de Viena. Plenos de símbolos, representan la continuidad de la tradición de la Roma victoriosa y militar (casco) y la floreciente (cornucopia) y bien defendida (corona con forma de muralla) Bizancio.


Para que no faltara un mito en su fundación, el historiador cristiano Sozomeno hizo correr la leyenda, en el siglo V, de que el emperador había recibido en sueños la misión de Dios de fundar la ciudad. También se contaba que cuando en persona, como Rómulo, fijó con un arado los límites de la ciudad, su séquito, viendo las enormes dimensiones del nuevo proyecto, le preguntó, con asombro: “¿Cuándo te vas a detener, señor?” A lo que él repuso: “Cuando se detenga el que marcha delante de mí.” Daba a entender con esto que una fuerza divina guiaba sus pasos. Para continuar el símil fue construida sobre "siete colinas", a imagen de Roma, y dividida en catorce regiones, doce de las cuales se encontraban dentro de las murallas.

La nueva ciudad de Constantino se extendía hasta cuatro kilómetros más allá de las murallas de la Bizancio del siglo III, cuatriplicando la superficie de la antigua Bizancio de Septimio Severo.            


Los trabajos se pusieron rápidamente en marcha por medio de 40.000 godos que Constantino trasladó de la frontera a la ciudad para que fueran la mano de obra constructora. No reparó en gastos ni tuvo escrúpulos en saquear otras ciudades de todas las provincias del Imperio (Atenas, Nicomedia, Éfeso o Alejandría). Su deseo era hacerse con los mejores materiales y monumentos que embellecieran la nueva capital. Concedió a la nueva capital diversas inmunidades comerciales y fiscales con el fin de atraer allí una población numerosa. Su territorio sería considerado suelo itálico (libre de impuestos). Además, el territorio de la ciudad dejó de depender del gobernador provincial. En adelante, Constantinopla tuvo su propio praefectus urbi o gobernador de la ciudad, igual que Roma. La ciudad de Alejandría recibió el encargo de llevar desde Egipto el trigo necesario para alimentar al pueblo mientras se construía la ciudad.

El ritmo de trabajo de levantar la ciudad debió de ser frenético y a los seis años, en la primavera del año 330, Constantino consideró que podía inaugurar oficialmente la nueva capital. La ciudad contaba entonces con 30.000 habitantes. Su hijo Constantino II y sus sucesores continuarían los trabajos, que aún en parte estaban inacabados bien entrado el siglo V.

Reconstrucción de la zona del palacio imperial y del hipódromo. Se aprecia la muralla severiana. 


Aún era mucho más modesta  que la antigua capital, pero estaba llamada a crecer en tanto que iba ser el centro de gravedad del poder político y residencia imperial en los siguientes siglos.

De la ciudad de Constantino, inaugurada en el año 330, casi nada queda ahora, pero podemos formarnos una idea aproximada de su aspecto. El emperador no destruyó los templos existentes, que como vimos en una ilustración anterior, eran muchos, ya que no persiguió a los paganos. Y respetó construcciones públicas precedentes como los puertos al norte de Bosphorion y Neorion en la costa del Cuerno de Oro, el hipódromo, las termas de Zeuxippo y las pequeñas ágoras, lo que determinó en gran parte la disposición de la nueva capital.

El hipódromo, al lado el palacio imperial y, al fondo, Santa Sofía.


La ciudad contaba con un hipódromo, construido en tiempos de Septimio Severo (año 203 a. C.), que podía albergar más de 50.000 personas. Era la sede de las fiestas populares y de homenaje a los generales victoriosos del imperio. Pero su función principal era ser el lugar en el que se dirimían las carreras de cuadrigas y bigas.

Reconstrucción de una carrera de cuadrigas en el hipódromo de Constantinopla. La pasión por las carreras sacudía la ciudad. En las carreras se apostaban grandes cantidades de dinero, y toda la ciudad se dividía entre los seguidores del equipo de los Azules (Venetii) y los de los Verdes (Prasinoi).  La rivalidad deportiva se potenciaba y enturbiaba con disputas políticas y religiosas, que en ocasiones acababan en disturbios. El más grave de éstos fue el conocido como revuelta de Niká, ocurrida en el 532 durante el reinado de Justiniano. La rebelión de Niká fue importantísima para el devenir de la ciudad ya que arrasó muchos de los edificios de Constantinopla, que debieron ser reconstruidos, y porque en ella murieron 30.000 personas. 


El hipódromo se convirtió en el centro del casco histórico y articulaba una superficie que se extendía a lo largo de casi 500 metros por 130 de ancho. Su tipología era la típica de un circo romano: graderíos en tres de sus partes formando una U, dejando la cuarta como carcere desde tomaban la salida los carros. La arena estaba  dividida por un muro bajo (spina) que servía de apoyo a una colección de estatuas y obeliscos, y un palco imperial (kathisma) en el centro del ala sudoriental, que se unía con palacio por un pasadizo.

Reconstrucción del circo o hipódromo de Constantinopla. Debajo la planta del edificio.





De la decoración del Circo o hipódromo nos han llegado referencias historiográficas y arqueológicas. Por ejemplo, coronando las carceres había una cuadriga en bronce de Constantino. Detrás se pueden ver la columna de Justiniano y la cúpula de Santa Sofía.


Los cuatro caballos de la cuadriga se conservan ya que fueron saqueados por los cruzados venecianos en 1204 y colocados en la fachada de la Basílica de San Marcos, en Venecia. Las otras estatuas de bronce de caballos y aurigas famosos con los que se decoraba la pista han desaparecido.


Constantino y, sobre todo, Teodosio el Grande trajeron obras de arte de todos los rincones del imperio para adornar la spina central. Entre los objetos más notables había grupos escultóricos, monumentos conmemorativos y obeliscos. Constantino, por ejemplo, ordenó trasladarla el Trípode de Platea desde el templo de Apolo en Delfos.  Conocido actualmente como la Columna de las Serpientes fue construida para celebrar la victoria de los griegos sobre los persas durante las Guerras Médicas en el siglo V a. C. . La parte superior de la columna estaba adornada con un recipiente dorado sostenido por tres cabezas de serpiente que fue robado durante la Cuarta Cruzada. Y Teodosio el Grande trajo un obelisco del reinado de Tutmosis III desde Egipto y lo erigió dentro de la pista.

Las cabezas de serpiente del Trípode de Platea fueron destruidas y algunos trozos de las cabezas se recuperaron y se exhiben en el Museo arqueológico de Estambul. Actualmente, todo lo que queda in situ del Trípode de Delfos es su base, conocida como la Columna de las Serpientes. Aquí vemos su reconstrucción junto al obelisco de Teodosio, que también se conserva.


Los baños o termas de Zeuxippos fueron construidos en época de Severo y fueron decorados por Constantino el Grande. Fueron los baños más populares de Constantinopla, por su situación céntrica entre los principales edificios de la ciudad y por el conjunto escultórico que lo decoraba. En el gran patio del gimnasio había una gran colección de escultura antigua que fue destruida durante la rebelión de Niká en 532. Su nombre proviene del lugar en el que fueron levantados, lugar que anteriormente ocupaba el Templo de Júpiter (Zeus) como Zeuxippos Theos, es decir Zeus como dios de los caballos.

Reconstrucción de las termas de Zeuxippos entre el hipódromo, el Gran Palacio Imperial y Santa Sofía. Su estructura responde a las termas de grandes dimensiones que se levantaron desde el siglo III, como las termas de Diocleciano en Roma.



La ciudad fue reconstruida imitando a Roma por lo que eran necesarios foros o ágoras, un capitolio donde dar culto al emperador y a la triada y un senado.

El Augustaion era una plaza pública, ágora o foro, rodeado de columnatas al lado sur de la iglesia de Santa Sofía.  La plaza se remontaba a Septimio Severo, siendo su ágora principal rodeada en los cuatro lados por pórticos. En el centro se alzaba una columna con una estatua del dios Helios que sería sustituida por la de Justiniano ecuestre. Constantino y luego León I reformaron y redecoraron el ágora y de nuevo lo hará Justiniano a partir del 530, después de ser destruida en la revuelta Nika. Entonces posiblemente se cerrara al público general. Era accesible desde la calle principal, la Mese, que llevaba a la puerta de Chalke del Gran Palacio. Aunque la iglesia de Santa Sofía tenía un atrio en su lado oeste, el de Augusto servía también como su patio debido a su posición más central con respecto al resto de los edificios del centro. En su lado occidental estaba la Columna de Justiniano. El Augustaion permaneció intacto al menos hasta el 1204.

El ágora conocida como Augustaion, con la columna de Constantino en primer plano y al fondo Santa Sofía.


La columna de Justiniano era tan alta como la cúpula de Santa Sofía. Se construyó en ladrillo y se cubrió con una lámina de bronce. 


En su parte superior había una estatua del emperador Justiniano a caballo, que sostenía en la mano izquierda un globo mientras que con la mano derecha señalaba hacia el este. 


El Senado se construyó cerca del Palacio Imperial y la iglesia de Santa Sofía, y fue terminado después del año 360. El número de senadores era menor que el de Roma y, además, gozaban de un rango social inferior, aun cuando esta augusta asamblea hubiera llegado a ser simbólica. el edificio realmente actuaba como Aula Magna (Magnaura). También sufrió la destrucción de la Niká y fue reconstruida por Justiniano I. Es probable que esta sala de recepción se transformara como resultado de la reconstrucción de una forma basilical a un edificio cuadrado cubierto por una cúpula.

Reconstrucción de la Curia senatorial de Constantinopla, con su atrio y una amplia y alta sala coronada por una cúpula.


Junto al hipódromo construyó Constantino su palacio. Progresivamente ampliado y modificado, habría de convertirse en residencia imperial hasta el siglo XI, con el nombre de Gran Palacio o Palacio Sagrado: una ciudad dentro de otra ciudad. Una ley del año 409 proclama que la autoridad imperial tenía derecho a vastos espacios accesibles al público. El palacio de Constantino tenía seguramente algunos aspectos en común con el palacio de Diocleciano en Split, pero se desconoce su forma exacta. Hemos de imaginarlo, en todo caso, no como un edificio único, sino como un conjunto de salones, pabellones e iglesias, comunicados por galerías y separados por jardines.

Patio de una de las alas del palacio imperial desde donde se accedía por un pasadizo hasta la tribuna del hipódromo. Se pueden ver basílicas y pequeños edicificios.


En este complejo palaciego, aún sin excavar se ha encontrado una estructura que se conoce como gran peristilo y con un edificio de ábside contiguo. El piso original del peristilo posee un pavimento  con mosaicos que representan escenas de caza y de circo y seres mitológicos. Este edificio se va más allá de los años que tratamos, pues los estudiosos lo datan con una antigüedad a lo sumo de finales del siglo VI.

Mosaicos del Peristilo del Gran Palacio.


El Chalke fue la primera entrada monumental a la Gran Palacio construida a finales del siglo V. Fue destruida por el incendio de la revuelta de 532 y posteriormente reconstruida con una cúpula ciega monumental.

El Chalke. Concebido como un arco de triunfo daba acceso al palacio y a la avenida principal de la ciudad o Mese. Dos versiones.




El centro de la ciudad de Constantino fue, pues, superpuesto al de la ciudad de Severo. Además del hipódromo, el palacio y las termas de Zeuxippo, se reagrupaban en torno algunos otros edificios públicos, tales como el Senado, una gran basílica con peristilo, utilizada para diversos actos cívicos, y la primera catedral de Santa Sofía, construida por el sucesor de Constantino, Constantino II, y consagrada en el año 360.

Plano que sitúa algunos de estos edificios en el centro de Constantinopla. El Gran Palacio se ubica aproximadamente, como sus principales edificios, basándose en las descripciones literarias.  El Hipódromo, Santa Sofía y las estructuras circundantes que sobreviven o están excavadas se rotulan en negro, mientras que las estructuras sobre las que se conjetura se contornean en gris. La parte sombreada más importante corresponde a la zona ocupada por la mezquita del Sultán Ahmet Camii y otras estructuras posteriores.




La iglesia de Santa Sofía es la obra sobreviviente más importante de la arquitectura bizantina, sin embargo, la iglesia actual no es la que se podía ver antes de Justiniano, que es el periodo que trato en este artículo. La primera Santa Sofía fue levantada por primera vez en el siglo IV e inaugurada en el año 360 por Constantino II. Después de un incendio en el 404 se sustituyó por una segunda iglesia que se quemó de nuevo en 532 con la revuelta Niká. La primera y segunda Santa Sofia eran de planta basilical.

Vistas reconstructivas de la basílica de Santa Sofía. En primer plano, como era antes de 532, una basílica paleocristiana tradicional y detrás la nueva obra hecha bajo Justiniano, dominadas por las cúpulas y semicúpulas. La que hay en medio es la que se realizó con cúpula rebajada y que se hundió durante un terremoto el año 558. La del fondo es la misma basílica pero con la nueva cúpula, terminada el año 562.

La segunda iglesia, construida por Teodosio II y consagrada el año 415, era de planta basilical de cinco naves, separadas por columnas y cubierta adintelada de madera. Estaba precedida por un atrio. 

Sección de la Basílica de San Pedro del Vaticano, la obra que sirvió de inspiración a la primera y segunda Santa Sofía. Debajo la hipotética planta del edificio comparada con la superficie de la Santa Sofía de Justiniano.


Reconstrucción de la monumental puerta de entrada de la segunda iglesia. De la misma aún sobreviven algunos bloques de mármol, descubiertos por A. M. Schneider en 1935, bajo el patio oeste. Entre ellos unos relieves que muestran doce corderos, representando a los doce apóstoles. 




Desde este núcleo central que hemos visto, Constantino diseñó una avenida amplia (25 metros de ancho) y con columnata, llamada Regia o Mese, literalmente la calle de en medio, que conducía hacia el Oeste. Fue la calle principal de la antigua Constantinopla y, como tal, el escenario de las procesiones y triunfos imperiales que se iniciaban en la Puerta de Oro de la muralla y que conducía hasta el hipódromo, el Gran Palacio y el foro principal del centro, el Augusteion

La Mese en el tramo conocido como Regia (o camino Imperial), entre la entrada al Gran Palacio y el foro Augusteion y el foro oval de Constantino.


Reconstrucción de la Mese. La calle porticada donde se ubicaban los principales comercios. Al fondo la columna y estatua de Justiniano. Estamos en el tramo principal que unía el casco histórico central y el foro de Constantino.


Tras 600 metros rectos hacia el oeste se llegaba al foro oval de Constantino, en cuyo centro se erguía una columna que soportaba la estatua de Constantino I como Apolo-Helios. Este pilar ha sobrevivido, si bien muy desfigurado, cubierto por un pedestal con mampostería turca de piedra, agrietado, oscurecido su fuste y derrumbado su capitel.

Foro de Constantino en Constantinopla. Dos arcos de triunfo daban acceso, por el este y el oeste, desde la rectilínea Mese. En el centro la columna del emperador como dios. En los laterales pórticos y un edificio de presidencia, el segundo senado de la ciudad, que recuerda el Panteón.



La columna medía cincuenta metros de altura, dividida en nueve anillos y coronada por una estatua de Constantino como Apolo. Estaba construida en pórfido traído de Heliópolis, actual Egipto.



La Mese continuaba hacia el oeste hasta el Forum Tauri (por una estatua de bronce de un toro que había en la plaza) o Foro de Teodosio, pues fue construido durante el reinado de este emperador e inaugurado el año 393. Tenía una forma cuadra, con unas dimensiones de 55 por 55 metros. En uno de los extremos se alzaba una grandiosa columna con decoración helicoidal, según el modelo de las de Trajano y Marco Aurelio en Roma, y la estatua victoriosa del emperador Teodosio en lo alto.

Otro elemento importante en el Forum Tauri era un arco triunfal de mármol que había en la parte occidental del foro. El arco de triunfo tenía un techo abovedado con tres pasadizos que se levantaban sobre conjuntos de cuatro columnas, cuyos fustes estaban cubiertos por "ojos", como troncos de árbol a los que se hubiesen serrado las ramas. Construido para imitar los arcos de triunfo de la propia Roma, en lo alto había una estatua central de Teodosio flanqueada por estatuas de sus hijos Arcadio y Honorio.


El arco de triunfo de Teodosio en el foro Tauri con sus extrañas columnas.


Alrededor de uno de los lados del foro Tauri se disponía una basílica. Esta que vemos debajo es la levantada en la época de Justiniano.


Planta del foro de Teodosio.


Siguiendo hacia el oeste se llegaba a una plaza llamada Filadelfion, ornamentada con dos columnas de pórfido con grupos escultóricos que los habitantes de Constantinopla creían que representaban a los hijos de Constantino abrazándose.

El Capitolio de Constantinopla fue construido en la época de Constantino el Grande y debió ser originalmente un templo pagano relacionado con el culto de la triada capitolina y del propio emperador. Se encontraba más allá del casco primitivo original, hacia el oeste, siguiendo la Mese. El año 425, el Capitolio se transformó por edicto imperial en Academia de Educación Superior.

El capitolio, conocido en la ciudad como Philadelfio, era un recinto cerrado que daba acceso a una plaza con un templo tetrástilo, un tanto pequeño para el culto imperial, que se complementaba con las exedras laterales, de las que desconozco su función.



El porche de la entrada principal al Capitolio tenía grandes columnas de pórfido, cuyo número exacto se desconoce. Dos de ellas, probablemente, las que están en el medio, tenían incrustadas en su fuste las estatuas de los Tetrarcas. La decoración sugiere que estas columnas fueron reutilizadas y que originalmente pertenecieron al palacio del emperador Diocleciano (284-305) en Nicomedia. Las estatuas de los Tetrarcas fueron robadas por los venecianos en 1204 y se pueden ver  en la fachada de la iglesia de San Marcos en Venecia.

Reconstrucción de las columnas de pórfido con las curiosas figuras de los tetrarcas abrazados en el fuste. Las estatuas podrían representar a los emperadores, Diocleciano y Maximiano, y a sus respectivos césares, Galerio y Constancio Cloro. Los habitantes de Constantinopla, los identificaban con los hijos de Constantino el Grande.


A la altura del Filadelfion, la Mese se bifurcaba. Un brazo se extendía hacia el Noroeste, en dirección a la iglesia de los Santos Apóstoles, en la que fueron enterrados Constantino y sus sucesores. El otro brazo seguía hacia el este, hasta el Forum  Bovis y el Forum Arcadii.

El Filadelfion era considerado el "ombligo" de la ciudad, pues constituía el cruce de caminos principal de la ciudad. Las flechas nos indican las dos direcciones principales en las que se bifurcaba la Mese.


La iglesia de los Santos Apóstoles se levantó originalmente para servir como mausoleo del emperador Constantino. Se trata de uno de los ejemplos más destacados de la primera arquitectura bizantina, principalmente por dos motivos: el concepto centralizado de la planta y la proliferación de cúpulas yuxtapuestas, de gran trascendencia posterior. Se hallaba en un punto elevado de la ciudad, sobre la cuarta colina, y cerca de la línea de murallas de Constantino. De ella no queda en la actualidad el menor vestigio, ya que en época de Justiniano fue sustituida por una nueva iglesia y ésta, a su vez, fue reemplazada en 1469 por la Mezquita del Conquistador.

Vista superior de la desaparecida iglesia de los Santos Apóstoles. El crucero tiene en este edificio una decisiva importancia simbólica, ya que se concibe como el espacio destinado para el sarcófago en pórfido del emperador Constantino. Estaría flanqueado por una serie de cenotafios o pilares inscritos con los nombres de los doce Apóstoles. Así pues, la iglesia de los Santos Apóstoles se concibe no sólo como un martyrium apostólico, sino también como mausoleo de un emperador que quiere ser venerado como el decimotercero de ellos. De este modo, esta iglesia va más allá de una concepción martirial para convertirse en un heroon, donde el emperador, convertido en héroe, descansa bajo el signo de la cruz.


Sección de la iglesia de los Santos Apóstoles. Bajo la cúpula central se erigiría la tumba de Constantino.


Se ha dicho en muchas ocasiones que Constantino trató de fundar una capital específicamente cristiana, pero pocas pruebas se pueden hallar de que así fuese. Por el contrario, la imitación de la Roma imperial se hace patente a cada paso, y el número de iglesias atribuidas con autoridad a Constantino es extremadamente pequeño: Santa Irene, los Santos Apóstoles, quizá San Acacio. Apolo-Helios, dios tutelar de Constantino, sobrepasa a los más prestigiosos monumentos del foro. Por otra parte, la antigua Bizancio no había tenido asociación de clase alguna con el cristianismo, de modo que elección como capital no pudo estar dictada por motivos piadosos.

El desarrollo urbano de Constantinopla se produjo con gran rapidez. A los pocos decenios de su fundación, las áreas habitadas se extendían más allá de las murallas. Hacia el años 425 se elaboró un breve informe estadístico de Constantinopla. Pese a su brevedad, es un precioso documento, pues enumera los detalles de cada una de las catorce regiones en que, como Roma, estaba dividida la ciudad, y luego da unas cifras totales: 5 palacios imperiales, 14 iglesias, 3 baños públicos, 2 basílicas, 4 foros, 2 teatros, 4 puertos, 4 cisternas, 322 calles, 4328 domus (viviendas particulares de cierta importancia), 52 columnatas, 153 baños privados, etc. En los siglos sucesivos aumentó el número de iglesias a un ritmo prodigioso. 


Para proteger a los habitantes contra la amenaza de los ataques bárbaros, Teodosio II mandó construir un circuito más amplio de murallas, que quedó terminado en 413. Esta vez, el espacio incluido resultó ser suficientemente amplio; no surgió la necesidad de hacerlo más grande.

Murallas de Teodosio.



 Las murallas de Teodosio todavía se conservan. Constan de los siguientes elementos: un foso de 20 metros de anchura, protegido por el lado de la ciudad con un bajo parapeto; luego, un camino exterior de 14 metros de anchura; después, un muro exterior de 9 metros de altura, provisto de torreones; sigue un camino interior de 20 metros de anchura, y, finalmente, la muralla principal, de unos 11 metros de altura en el exterior y 5 metros de grosor, con torres cuadradas y poligonales que alcanzan una altura de 23 metros desde el camino.


Esta fortificación estupenda describía un arco de 6 kilómetros, desde el Cuerno de Oro hasta el mar de Mármara. En el extremo, la Puerta de Oro, con sus grandes pilastras de mármol y el triple arco, procuraba una entrada monumental al camino costero principal.

La Puerta de Oro.


La ciudad debe todas las obras de ingeniería de acopio de agua  al periodo que va desde Constantino a Justiniano. Tales son el acueducto del emperador Valente, las tres enormes cisternas cubiertas,  incluyendo la más grande, de Filoxeno, y la Basílica Cisterna (ambas de la época de Justiniano), etc.

El acueducto de Valente se terminó en 368, durante el reinado de este emperador, pero sin duda fue planeado y ya ha comenzado en la época de Constantino el Grande o su hijo Constancio. Se conserva una gran parte de este monumento. El acueducto transportaba el agua sobre el pequeño valle entre la cuarta y la tercera colina de la ciudad y terminaba en un gran embalse en la zona del Foro de Teodosio. El acueducto estuvo en uso durante todo el periodo bizantino y parte de la ocupación otomana.


La espectacular Cisterna Basílica recibe su nombre de que se construyó originalmente bajo una basílica. El emperador Constantino I el Grande construyó una estructura que fue más tarde reconstruida y ampliada por el emperador Justiniano después de los disturbios de Niká de 532. La cisterna proveía agua para el Gran Palacio de Constantinopla y otros edificios del centro como las termas de Zeuxippos.

Esta cisterna es del tamaño de una catedral, aproximadamente 143 metros por 65 metros, capaz de albergar 80.000 m3 de agua. El techo abovedado está soportado por un bosque de 336 columnas de mármol, de más o menos 9 metros de alto, dispuestas en 12 filas de 28 columnas separadas entre sí 4,8 metros.


En el aspecto deportivo y de los espectáculos, los gimnasios y estadios cayeron en desuso. Estos últimos eran demasiado pequeños para poder convertirlos en circos para carreras de bigas y cuadrigas, que fue, sin duda, el deporte más popular en el período paleobizantino, pero que sólo podía practicarse en ciudades grandes que tuvieran hipódromo. Los teatros continuaron utilizándose; pero no, naturalmente, para representar tragedias o comedias, sino para mimos y pantomimas y como lugares para celebrar asambleas públicas. Los frecuentes disturbios que en ellos se producían, la indecencia de las representaciones y la desaprobación de la Iglesia contribuyeron a su gradual abandono.

En este vídeo de Byzantium 1200 se recoge muy bien la esencia de la ciudad hacia el siglo XIII.

Para una ampliación sobre la ciudad en este libro "Elogio de Constantinopla".